El pasado 1 de noviembre, los cementerios de Freire, Pitrufquén y Gorbea se llenaron de vida y recuerdos, ya que numerosas personas acudieron a honrar la memoria de sus seres queridos en el Día de Todos los Santos. Desde la tarde del 30 de octubre, las familias comenzaron a llegar para adornar, limpiar y acomodar las sepulturas, creando un ambiente de respeto y cariño en este significativo momento.
El 1 de noviembre se convirtió en un día especial para reunirse con la familia y recordar a aquellos que han partido. La tradición de visitar a los difuntos se mantuvo viva en los tres cementerios, donde se pudo observar un ambiente de solemnidad y amor.
Además, como cada año los visitantes también pudieron disfrutar de la presencia de puestos con comida y diversas actividades recreativas. Las opciones gastronómicas ofrecieron delicias que hicieron más placentera la visita, convirtiendo el homenaje a los fallecidos en una celebración que une a las familias y a la comunidad.
La jornada fue una oportunidad para recordar a quienes ya no están, pero también para compartir momentos agradables con los seres queridos.