Aunque el voleibol a menudo queda en la sombra de otros deportes más populares, cuenta con una rica historia y una comunidad vibrante de jugadores jóvenes que buscan mejorar y perfeccionarse en esta disciplina.
Entre ellos destaca Catalina Ignacia Alvarado Vásquez, una talentosa joven de 16 años, quien ha demostrado que el voleibol puede ser un camino hacia el crecimiento personal y deportivo. Estudiante del Liceo Bicentenario Ciencias y Humanidades de Pitrufquén, Catalina ha encontrado en este deporte una pasión que la motiva a seguir adelante.
Su viaje en el voleibol comenzó hace más de un año y medio, inspirado por una serie de anime popular y la invitación de su hermana para participar en un taller en su liceo. Desde entonces, Catalina ha trabajado arduamente para desarrollar sus habilidades, logrando reconocimientos individuales y medallas en competencias a las que ha asistido. Actualmente, se encuentra participando en un campeonato en Gorbea con su equipo del Club Fénix, una institución que considera fundamental para su desarrollo deportivo.
“Cuando estoy entrenando siento cansancio, pero también mucha pasión y ganas de jugar”, comparte Catalina. Para ella, el voleibol va más allá de ser un mero deporte; es una vía para distraerse, hacer amistades y avanzar tanto física como psicológicamente. A pesar de los desafíos iniciales—como el miedo al balón—Catalina ha aprendido que con práctica y perseverancia se pueden superar los obstáculos. Hoy disfruta cada momento en la cancha y se siente motivada por sus logros.
Catalina tiene grandes metas por delante. Su deseo es profesionalizarse en el voleibol, competir en más lugares y mejorar día a día. Su historia no solo inspira a otros jóvenes a hacer deporte, sino que también les recuerda que enfrentar nuevos desafíos es parte del crecimiento personal. “Todo es práctica y perseverancia”, enfatiza con determinación.
Además, agradece a su familia por su apoyo incondicional durante este tiempo. Antes de dedicarse al voleibol, jugaba tenis de mesa, pero no sentía la misma conexión. Ahora, el voleibol le llena el corazón y la motiva a seguir adelante.
Catalina Ignacia Alvarado representa a una nueva generación de jóvenes que están dispuestos a dejar huella en un deporte que merece ser reconocido por su potencial y belleza. Su historia continúa desarrollándose en cada partido y entrenamiento.