El karate, arte marcial de origen japonés, no solo es un deporte de combate, sino también una filosofía de vida que promueve la autodisciplina, el respeto y la perseverancia. A través de sus diversas técnicas y formas, los practicantes desarrollan no solo habilidades físicas, sino también un fuerte carácter que les ayuda a enfrentar los desafíos de la vida diaria. En esta oportunidad, destacamos la historia de Fher Charlott Araya Baeza, una joven karateca de Gorbea que ha encontrado en esta disciplina una fuente de crecimiento personal y un camino hacia sus sueños.
Fher Araya, con tan solo 18 años, ha estado inmersa en el mundo del karate desde diciembre del 2021. Desde su infancia, ha sentido una afinación especial por las artes marciales, tanto por su potencial en defensa personal como por la disciplina que requiere su práctica. Esta pasión la ha llevado a participar en diversas demostraciones de escuelas de karate y a trabajar arduamente para alcanzar su actual cinturón verde.
A pesar de que no tiene autorización para hablar sobre sus futuros proyectos, Fher se encuentra en plena preparación para un evento significativo que se avecina. Su enfoque y dedicación son evidentes: “El entrenamiento no es un compromiso que haga con la gente con la que entreno, sino que es un convenio que hago conmigo misma”, afirma. Esta mentalidad refleja su determinación de avanzar y cumplir sus objetivos sin importar las dificultades.
El karate le ha proporcionado a Fher una gran paz interior. Aunque se trata de un deporte de contacto que exige atención plena y equilibrio mental, ella ha encontrado en él una herramienta invaluable para manejar momentos de alta tensión. La conexión emocional que siente cada vez que entra al tatami es profunda; “El amor y la pasión que entrego cada vez que entro al tatami es algo que me hace sentir muy bien”, comparte con entusiasmo.
La práctica del karate ha impactado su vida más allá del ámbito deportivo. Fher destaca cómo esta disciplina ha contribuido a su crecimiento personal y académico: “Significa mucho; es algo que me ha ayudado mucho en mi crecimiento personal”. Su compromiso con el arte marcial no solo le ha permitido mejorar físicamente, sino también adquirir habilidades valiosas.
Con la vista puesta en el futuro, Fher sueña con participar en campeonatos donde pueda demostrar todo lo aprendido y honrar a su escuela de karate en Gorbea, “Okinawa Goju-Ryu”. Su objetivo es avanzar tanto como su cuerpo se lo permita y esforzarse al máximo en cada entrenamiento: “Dar lo mejor de mí cada día que entreno”, concluyó.
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