La sociedad del cansancio: pensar el agotamiento mental desde la filosofía

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Autor: Diego Escobar / Trabajador social, Gestor Comunitario CECOSF Pitrufquén

Para el filósofo Surcoreano Byun Chul han, nos encontramos en un estado de la sociedad que se define como la “La sociedad del cansancio”. Este tipo de sociedad ha venido a suceder a la disciplinaria que se caracterizaba por la explotación ejercida desde el exterior, derivando en la manipulación del cuerpo y el comportamiento.

¿Pero qué es esta sociedad del cansancio en la cual nos encontramos según Han y que vinculación podría tener con la salud mental? Si se hace un resumen de ella, se puede decir que es una sociedad que se caracteriza por una constante y larga carrera donde prima la auto explotación de cada individuo. El sujeto de la sociedad del cansancio direcciona sus energías de manera casi permanente al desarrollo de su máximo potencial en cada aspecto que el mercado impulsa: la belleza, la adquisición de vienes suntuosos (que se traduce en trabajo frenético), los viajes, la vida fitness, entre otras muchas formas de adquisición y/o consumo.

Para Han, existe una violencia de la positividad que termina por saturar al hombre/mujer, llevándolo a la extenuación profunda. Esta violencia de la positividad de la que habla Han, no es más que el discurso del poder ser: puedes ser mejor que ayer, puedes adquirir este bien, puedes verte de determinada manera, puedes… puedes… y puedes… ¿Y qué hay de malo en poder? Todo decanta en la saturación del hombre/mujer en la auto explotación a la que se ha sometido con tal de cumplir con el imperativo del “Tú puedes”. Hombres y mujeres que consciente o inconscientemente se reprochan a si mismos/as el no haber podido conseguir aquello que tanto soñaron, aún cuando emplearon parte importante de sus energías y tiempo. Hombres y mujeres sumidos en el sobrecalentamiento y agotamiento mental del haber fracasado frente al “tú puedes”.

La salud mental oscila como un péndulo, entre lo que fue y lo que podría ser, entre la sensación de depresión por un pasado idílico y la sensación de ansiedad por un futuro prometedor, no así por un presente en calma donde podamos reconciliarnos con nosotros mismos y dar cabida a la autocompasión, al entendimiento de que nuestra condición humana tiene como una de sus características la finitud y que ello no es malo, sino que es una característica que hemos de aprender a dosificar.

Aceptar el poder-no-poder es un descanso a nuestra salud mental que hoy más que nunca se encuentra en juego y re pensar acompañados de la filosofía puede ser una nueva forma de vincularnos con el presente.

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