
En la década de 1920 en Pitrufquén, la vida de los colonos transcurría en un ambiente marcado por la agricultura, la construcción del ferrocarril y la vida social centrada en el pueblo y sus alrededores.
Las familias colonas, llegadas principalmente de Europa y otras zonas de Chile, se dedicaban a la labranza de la tierra y a la explotación de los recursos naturales, como la madera.
La llegada del ferrocarril en 1905 transformó la ciudad, facilitando el transporte de personas y productos, y conectándola con otras localidades.
La vida social se centraba en actividades como las fiestas religiosas, las reuniones en la plaza principal y las tertulias en las casas.