Hace algunos días estuvo en Pitrufquén el circo de “Los Hermanos Karza”, en donde conocimos a la artista circense Karina Cáceres Rodríguez, quien ha dedicado toda su vida al circo y a sus 41 años considera que “nació en el lugar correcto”.
En ese sentido, señala que nació en el lugar indicado porque ama y disfruta su vida en el circo. “En el circo soy una especie de chamorro, hago variadas cosas. Pero es una experiencia de vida que me encanta. No lo veo como un trabajo. Todo lo hago con amor y vocación”.
Amor y vocación familiar que se inició el año 1925, según relata Karina, y que se mantiene hasta hoy junto a sus hermanos. “Somos de circo tradicional. Esto quiere decir que vivimos en el circo durante todo el año y que somos descendientes de artistas de circo, desde el año 1925 aproximadamente, que es desde cuándo tenemos antecedentes”, indica.
Vivir y trabajar en el circo le ha dado la oportunidad de viajar por todo Chile y el extranjero. “Conozco Chile de Arica a Punta Arenas. También he tenido la oportunidad de vivir en Perú y Ecuador, donde hemos estado con el circo. Estudié en esos países. Tuve la oportunidad de conocer su cultura, tradiciones, comidas… Definitivamente mi vida ha sido una experiencia maravillosa. Por eso reitero que nací en el lugar correcto. Amo ser artista de circo tradicional chileno”, recalca.
“La gente nunca sabe de dónde soy, porque soy de todas partes. Algunos piensan que ni soy chilena. Pero pesar de haber tenido la oportunidad de viajar a otros países, para mi no hay país más bonito que chile. Yo siempre digo con orgullo que soy chilena y artista circense”, agrega.
Como Karina y sus hermanos son descendientes de familia circense, ellos aprendieron y heredaron la rutina que realizaba su papá y tío. “Ellos tenían números de destreza y peligro, actualmente mis hermanos y yo hacemos ese espectáculo. Así es el circo tradicional. Los hermanos Karza vienen desde hace muchos años”.
Además interpreta a “Candy Burbujas”, un personaje infantil. “De niña me gustaba mucho ver programas con personajes infantiles. Siempre quise estar en alguno pero como no pude, cree mi propio personaje, el cual nació con el fin de tener más cercanía con los niños y niñas. Toda rutina la aprendo del diario vivir de mis sobrinos. Me encanta trabajar con ellos y su imaginación… Disfrutan el show, cantamos, jugamos… Es un momento especial para ellos durante el espectáculo”.
Ser artista de circo es más que hacer reír al público, “nosotros nos esforzamos para que el público disfrute y se transporte a un mundo mágico. Después de cada función quedo con una energía bonita. Realmente el aplauso del público es nuestra satisfacción de que lo hicimos bien y que disfrutaron de nuestro show”.