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Columna de opinión: Historia del ferrocarril en La Araucanía, un legado de la gran familia ferroviaria

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Por Carlos García Reske

Docente Carrera de Arquitectura

Facultad de Arquitectura, Construcción y Medio Ambiente

Universidad Autónoma de Chile

Hace casi 150 años que los rieles tocan La Frontera en Renaico el año 1873, desde allí a la refundada Angol en 1873 y sigue al abrigo de la Cordillera de Nahuelbuta, construyendo un sistema de ramales,  llegando a Los Sauces (nudo clave que unirá a futuro con Purén y pasando la cordillera de Nahuelbuta hacia Contulmo para llegar a Lebu) y luego a Traiguén en 1888, (aquí existirá un ferrocarril eléctrico – el primero de la región y traído en 1901-, de propiedad privada de José Bunster llamado el rey del trigo, para llevar la harina desde su molino a la estación). Este ramal queda inconcluso, ya que se conectará posteriormente desde Púa.

Nuevamente desde Renaico se inicia la red que llegará hasta Collipulli en 1888 y saltará el cañón del río Malleco con el Viaducto del mismo nombre en 1889, este puente marca un hito mundial, no sólo por su gran desafío técnico, sino que, con su inauguración, por el presidente Balmaceda, da el gran impulso de integrar el territorio de La Frontera. Desde aquí llega a Victoria en 1890 en donde se integra al equipo de ingenieros Gustav Verniory, quien será un personaje clave para llevar la línea hasta el Toltén. A Lautaro se llega en 1892 y con mucho esfuerzo se comunica Temuco en 1893. Después de traspasar las aguas del Cautín en 1898 y el Toltén en el mismo año, las vías continúan desde Pitrufquén hacia Gorbea y atravesando la Cordillera de Mahuidanche por el túnel de Afquintúe llegar a Loncoche en 1898.

Concluida esta vía central comenzará la construcción de los ramales, que conectarán todo el territorio en búsqueda de la producción del territorio y la apertura de la movilidad de las personas. Primero, el ramal de Temuco a Imperial y Carahue de 1893 a 1908, conectando la gran zona triguera y de molinos para también establecer un vínculo con la comunicación fluvial a través del río Imperial. Después, desde Los Sauces se integra la Nueva Italia (Capitán Pastene) con un tren de trocha angosta de 1906 a 1914.

Desde la estación de Cajón se continúa a Perquenco para extraer las riquezas forestales, en un ramal que se inicia en 1912 y concluye en 1916. De Púa saldrá entre 1913-1915 el ferrocarril a Selva Oscura y Curacautín para posteriormente llegar a Malalcahuello y finalmente a Lonquimay en 1952, por medio de la construcción del Túnel las Raíces en 1939. Y también desde Púa se unirá con Quino y Galvarino en 1935.

De la ciudad de Freire, en 1928 saldrá un ramal con fines trigueros y madereros a Cunco pasando por Radal y Los Laureles, del mismo Freire se proyectará un inconcluso ramal a Toltén en 1940. En 1928 partirá desde Loncoche el ramal que unirá la zona lacustre, llegando a Villarrica en 1934.

Contar la historia del ferrocarril es necesario y urgente, no sólo por la relevancia que tuvo como una estrategia geopolítica de integrar el territorio de La Frontera a partir del gobierno de Balmaceda, sino que también para develar los tesoros escondidos que aún quedan en el territorio de La Araucanía de piezas invaluables de un patrimonio arquitectónico y etnográfico que dejaron una huella.

Detrás de esa obra monumental se encuentra la entrega de miles de hombres y mujeres que, desde diferentes ámbitos laborales, de gestión, planificación, ingeniería, el pesado trabajo en las vías, en los talleres y maestranzas hicieron posible que el tren sea parte de nuestra identidad nacional.

Cada 6 de octubre, se conmemora el Día del Trabajador Ferroviario, rindiendo homenaje a quienes, con esfuerzo y sacrificio, han contribuido a forjar la historia del transporte ferroviario en Chile