Con tan solo 11 años, Ramiro Valentín Pulgar Castillo se ha convertido en un destacado joven basquetbolista con un gran deseo de seguir perfeccionándose en este emocionante deporte. Desde los 6 años, Ramiro ha estado inmerso en el mundo del básquetbol, gracias a su padrino, quien le inculcó la pasión por esta disciplina.
Lo que primero llamó la atención de Ramiro fue la altura del aro, un desafío que al principio le costó superar. Sin embargo, su dedicación y práctica constante le permitieron lograr su objetivo. Comenzó su trayectoria en la escuela formativa de Básquetbol Aukan de Pitrufquén, donde aún continúa desarrollándose como jugador. Actualmente, también forma parte del equipo sub 11 del Municipal Gorbea.
“Para mí ha sido una experiencia muy buena estar en el Municipal, porque es más competitivo y he aprendido mucho. Siento mucha adrenalina, pero es algo que me encanta”, afirma Ramiro con entusiasmo.
A pesar de su avance en el Municipal Gorbea, nunca olvida sus raíces y expresa su agradecimiento hacia la escuela Aukan Pitrufquén: “Es mi cuna y la escuela donde aún pertenezco. Allí me he formado y aprendido lo que sé”.
Ramiro demuestra ser un niño seguro y agradecido que tiene grandes sueños. Aspira a continuar jugando en categorías más grandes en el Municipal Gorbea y sueña con ser seleccionado nacional algún día. Este sueño es la motivación que lo impulsa a trabajar duro cada día.
No solo es un talentoso jugador, sino también un joven con un mensaje claro para otros niños y niñas que desean participar en el básquetbol: “No tengan miedo, atrévanse porque todo es posible”, señala con convicción.
Agradecido por el apoyo de su padrino, Ramiro reconoce que sin su motivación y confianza quizás nunca habría descubierto su amor por este deporte.
Finalmente, al terminar la entrevista, Ramiro se dirigió a entrenar junto a sus compañeros y compañeras de Aukan. “Agradezco también a mi entrenador de Aukan por todo el cariño que presta hacia mí y todos mis compañeros y compañeras”, finaliza con gratitud.