Una innovadora medición del ADN del agua del humedal de Huiscapi realizaron las fundaciones Ibáñez Atkinson y Kennedy, quienes desde 2018 trabajan juntas en un programa de conservación de este espacio natural, ubicado a 30 minutos de Loncoche.
El estudio -cuya técnica se utiliza, por ejemplo, en la conservación de espacios marinos del golfo de California- permitió realizar un análisis detallado de la biodiversidad de este ecosistema, obteniendo un listado de todos los organismos que pasaron por el agua durante un periodo de aproximadamente dos semanas.“Es una verdadera huella genética que nos permite conocer con claridad qué especies están en el humedal y, de este modo, afinar nuestro trabajo de conservación”, explica Antonia Ibáñez, gerente de Medio Ambiente de Fundación Ibáñez Atkinson, institución que también realiza programas de educación medioambiental con estudiantes de la localidad de Huiscapi.
El análisis fue encargado al Centro de Estudios Ambiental (CEA), entidad que tomó las muestras y las analizó con el apoyo de expertos Chile, Corea del Sur y Argentina. Los resultados permitieron identificar 179 especies, de las cuales el 40% corresponde a microalgas, el 16% a hongos acuáticos, el 10% insectos acuáticos, mientras que el porcentaje restante abarca diversos organismos y animales, como peces, aves e incluso animales domésticos como caballos, perros y gatos, hallazgo habitual en ecosistemas cercanos a zonas urbanas, como es el caso del humedal de Huiscapi.
“Todos los humedales son distintos, responden a diferentes procesos y están compuestos por elementos dinámicos que los hacen únicos e irrepetibles. Saber más sobre la historia del humedal nos permite trabajar para la restauración de sus condiciones naturales basados en información de rigor científico”, explica María José Domínguez, directora ejecutiva de Fundación Kennedy, quien agrega que el siguiente paso es profundizar las medidas de control de amenazas de este hábitat.