Columna de Opinión, Matías Jara Bravo, Psicólogo Programa Habilidades Para la Vida de Pitrufquén.
En este espacio de comunicación sobre la salud mental, como Programa Habilidades para la Vida de Pitrufquén quisiéramos hablar sobre la generación de cristal, o mejor dicho la mal denominada generación de cristal, que involucra a todas aquellas infancias nacidas posterior a los años 1990, más próximamente ligadas del 2010 a la fecha, con la connotación de algunas ideas claves como “la fragilidad emocional”, lo “vulnerable” y en especial realce a lo “sensible” que son aquellas personas que nacen y crecen dentro de los años mencionados. Y si, esta generación se está permitiendo ser más frágil, más vulnerable y más sensible, pero los motivos, dentro de los muchos motivos existentes, es porque estamos viendo en vivo y en directo a una generación que históricamente se está permitiendo sentir, vivir y expresar sus emociones como quizás nunca otras generaciones lo han hecho, y eso significa de hacerse cargo de una complejidad con muchas capas, pero también detrás de esto, está el hecho de que estamos viendo a una generación que está construyendo de forma paulatina, pero sólidamente una autoestima real, no una coraza emocional de “fortaleza” con la que crecimos la generación que le antecede, sino un sentir emocional saludable y profundamente humano. El ser “fuertes” porque hay que ser fuertes, invisibilizando nuestras emociones nos acerca más a ser una máquina, ya que carecen se sentimientos, que a un humano; volver a reencontrarnos con las sensaciones que nos provoca el mundo a nuestro alrededor nos aproxima a nuestra condición humana