Inicio Araucanía Daniela Rivera Riquelme: Mamá Y Destacada Trabajadora Social De Pitrufquén

Daniela Rivera Riquelme: Mamá Y Destacada Trabajadora Social De Pitrufquén

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Daniela Rivera Riquelme, Pitrufquenina de 36 años de edad, nace en la comuna de Pitrufquén una tarde del 30 de enero de 1987, en el hospital de la comuna, cursa sus estudios de básica en el colegio Madres Dominicas siendo éste un semillero para cultivar su lado artístico y solidario desde una visión valórica enfocada en la solidaridad y la empatía, luego cursa su enseñanza media en el liceo de Ciencias y Humanidades, donde junto a sus grandes amigas que aún conserva forjaron una amistad que ya lleva más de 25 años, Daniela a sus 21 años se convierte en madre de Benjamín Sebastián, su primogénito hijo de la virtud como bien lo llama ella, siempre ligada a acciones sociales dentro de comunidad Daniela asume un liderazgo en el año 2013 en la defensa del rio Toltén, que en aquel entonces estaba siendo amenazado por una hidroeléctrica y termoeléctrica y con un grupo de amigos comienzan a recorrer la cuenca del rio, de cordillera a mar capacitando comunidades locales e indígenas sobre lo nocivo de este proyecto, en aquel entonces se convierte en presidenta de la agrupación MOSAT (movimiento Social de Acción por el Toltén) Daniela en aquel entonces asume un liderazgo importante dentro de la defensa del rio donde con diversos actores sociales se organizan y comienzan a oponerse con argumentos sólidos a este proyecto. En el año 2015 nace la agrupación cultural Tierra de cenizas, agrupación enfocada en el potenciar el arte, cultura, música y acción social dentro de la comuna de Pitrufquén, teniendo como hitos importantes campañas de limpiezas del río, concientización respecto al cuidado del medio ambiente, festivales como el reconocido isla rock y festival de la primavera, exposición de fotografías, escuela de música que además de ser un espacio de sana convivencia crea conciencia sobre el cuidado y la proyección del medio natural, Daniela participa activamente en sus primeros años como vicepresidenta de dicha agrupación.

Daniela, es asistente social, y como dice ella de esas de corazón y gran vocación, con el cariño de siempre por cada familia que ha requerido de su profesión y gestión, egresa como profesional de la escuela de trabajo social de la universidad Santo Tomas iniciando su vida profesional en el Servicio de capacitación y empleo Araucanía, lo que le permite tener una visión amplia del funcionamiento del servicio público a nivel regional, luego es nombrada como encargada de la unidad de vivienda y entidad patrocinante de la municipalidad de Pitrufquén realizando una gran gestión reconocida a nivel regional por la gran cantidad de viviendas entregadas y por haber construido el primer loteo a cargo del municipio de Pitrufquén, siento este un hito histórico para la comuna y para las familias que se vieron beneficiadas por el mismo, Daniela se destacó por ser una funcionaria que además de tener la responsabilidad de ser encargada de vivienda asume desafíos como encargada territorial para presupuestos participativos, colabora en acciones en el programa de desarrollo indígena, programa de discapacidad y ayudas sociales, esto le permitió adquirir conocimiento de la función municipal y del accionar del servicio público. En la actualidad Daniela desempeña funciones en la comuna de Gorbea, también como coordinadora de oficina de vivienda municipal, teniendo como hito histórico la compra de terreno para casi 300 familias de la tierra generosa. Vecinos de Pitrufquén nos han comentado que Daniela, en su calidad de ciudadana de la comuna sigue aportando por orientación y asesorías en diversas materias a las familias de Pitrufquén, esta acción la realiza los fines de semana y en sus tiempos libres, y como señala ella con el CARIÑO DE SIEMPRE.

Daniela señala que cuando escogió este camino de solidaridad y amor al prójimo y su profesión se volvió más sensible, que nunca imaginó que se llegaría a conmover con una situación que no tiene que ver con ella. “No pensé que iba a sentir tanta rabia al ver alguna injusticia, que el dolor y la adversidad me harían comprometer mi lado más humano al servicio del resto. No pensé que eso se convertiría en un modo de ver la vida, de valorar a las personas en todas sus dimensiones, con dignidad, respeto y empatía.  Sé que no podremos arreglar el mundo, pero si somos un valioso factor de cambio y esperanza que da un poco de luz en lugares donde abunda la oscuridad”.

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