Columna de opinión: La Juventud como fuerza electoral

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Patrick Casanova T.
Experto en comunicación política

Probablemente, en política, el segmento etario menos representado, poco valorado y más menospreciado es la juventud. Por una razón bien sencilla, son difíciles de contentar, sus necesidades son múltiples y la gran mayoría no vota, por lo que no son muy atractivos para los candidatos a la hora de hacer las ofertas de campaña y enfocar los esfuerzos humanos y económicos.

Y que gran error han cometido. Generaciones de jóvenes dejados de lado se transformaron en adultos que no creen en la política, en el sistema, en el estado o cualquier cosa que suene a promesas vacías.  Dejaron que frases como “Da lo mismo quién gobierne, yo igual debo trabajar para vivir” se volvieran máximas de vida y produjeran este divorcio de las personas con su gobierno.

No es misterio que, si los jóvenes en condición de votar se pusieran de acuerdo, elegirían fácilmente un presidente de la república o a cualquier autoridad, pero ¿Porque lo harían si se les quitó la única herramienta que les permitía saber como funcionaba el sistema? La educación cívica era el bastión informativo que nos mostraba como un país se conduce y nos la arrebataron.

Es deber de la clase política preocuparse y ocuparse de los jóvenes. Y no me refiero al nefasto asistencialismo que ha sumido a gran parte del país en la esperanza fatua de que el estado debe proveerles todo mediante bonos y ayudas. Me refiero a entregarles las herramientas para que crezcan y se conviertan en las mejores versiones de si mismos y aspiren a la felicidad.

No es un camino fácil el generar estos cambios. En el año 2010, cuando fui director regional del Instituto Nacional de la Juventud en la región de Antofagasta, impulsé, sin mucho apoyo, políticas públicas para la generación NINI (jóvenes que ni estudian ni trabajan) y para que jóvenes en situación de pobreza pudiesen hacer de sus talentos una fuente laboral y mejorasen su situación. Ahí entendí que, si el cambio no parte por al menos un político que esté dispuesto a hacer de su labor un trabajo enfocado fuertemente en la juventud, la clase política seguirá su ritmo decadente, con un electorado que envejece año a año y con una inmensa fuerza joven con capacidad para votar, pero que no sabe ni quiere ejercer ese poder.

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