En Pitrufquén, una joven psicóloga de 28 años recorre las calles en sus patines. Se trata de Rocío Jeannette Cortés Rivera, quien ha encontrado en el patinaje en línea no solo una pasión, sino un camino hacia el crecimiento personal.
Su viaje comenzó durante la pandemia, cuando encontró un par de patines guardados que había usado apenas unas pocas veces. Con el tiempo, se lanzó a las calles, aprendiendo a través de videos y experiencias propias. “Me di cuenta de que era buena y empecé a enamorarme del deporte. Desde que comencé a patinar, cambié mi estilo de vida y mis metas”, comparte Rocío con entusiasmo.
Sin embargo, su camino no ha estado exento de desafíos. La falta de espacios adecuados para practicar en Pitrufquén ha sido una constante dificultad. El patio techado ya no está disponible y las calles son difíciles de recorrer debido a su estado inadecuado para este tipo de deportes. “No hay ciclovías ni espacios apropiados, lo que complica mucho el entrenamiento”, explica.
Aunque no compite formalmente, Rocío ha tomado la iniciativa de crear espacios inclusivos para los jóvenes. Como psicóloga, utiliza el patinaje como herramienta para desarrollar habilidades personales como la paciencia y la perseverancia en niñas y niños. “Quiero que se sientan cómodos y aceptados en este espacio”, afirma Rocío mientras describe que sus talleres buscan promover la salud mental a través del deporte.
Rocío es parte de la organización de la “Ruta Temática de Halloween”, un evento que reúne a patinadores disfrazados para recorrer las calles de Pitrufquén. Este año, más personas se unieron al evento. “Es hermoso ver cómo esto va creciendo en un pueblo donde estos deportes no son tan visibilizados”.
La resiliencia es una parte fundamental del viaje de Rocío. Aunque confiesa que muchas veces siente frustración, sigue motivada por la libertad que le brinda el deporte. “Patinar es como volar para mí; cuando salto siento que estoy en el aire, y eso es indescriptible (…) Significa libertad, significa volar, significa poder expresar con mis pies y con mi cuerpo algo que quizás no puedo expresar con palabras. Siento una majestuosidad; cuando estoy en mis patines, de verdad siento que nada más puede pasar…. Siento que tengo superpoderes.”
Además, Roció tiene metas ambiciosas para su futuro en el patinaje. Aspira a aprender trucos avanzados en el skatepark local. “Quiero lograr engancharme en la rampa y deslizarme; hay un truco específico llamado ‘sabana’ que me gustaría dominar”.
En conclusión, Rocío Cortés Rivera demuestra cómo el amor por un deporte puede transformar vidas y comunidades enteras. Con su entusiasmo contagioso y su compromiso con el bienestar comunitario, Rocío está lista para seguir volando alto sobre sus ruedas.