En esta finalización del mes de la Mujer queremos destacar a María Verónica Moya Llancaman, una valiente y esforzada mujer nacida y criada en la localidad de Los Galpones, comuna de Pitrufquén.
Desde temprana edad, a los 15 años, decidió aventurarse en Santiago, en donde se desempeñó en varios trabajos. A los 22 años tuvo a su primera hija dedicándose por completo en su rol de madre, postergando sus sueños personales e incluso sus estudios. A medida que el tiempo pasaba, se dio cuenta que había descuidado su crecimiento personal.
Entonces, se dio cuenta de la importancia de volver a reconectarse consigo misma, de recordar quién era más allá del papel de madre.
“Quería entregarle lo mejor a mi hija, que nada le faltara. Trabajaba todo el día para poder comprarle lo que necesitaba. Pensaba que hacía lo correcto. Me sumergí en el mundo maternal y desde mi punto de vista pensé que hacía lo correcto. Pero con el tiempo me di cuenta que olvidé algo muy importante que era brindarle tiempo de calidad a mi hija y también tiempo para mí, como mujer “, nos confiesa algo abrumada.
Inicio en la locución radial, su terapia
Con los años, Verónica trabajando de vendedora de planes de celulares conoció a una persona dueña de una radio comunitaria en la capital. “El me contactó para contratar un plan. Pero tuve mucha suerte porque me dijo que tenía bonita voz y me invitó a probar suerte en la radio. Acepté el desafío y me encantó. Y como nunca se me perdió lo sureña y el tema de las rancheras, ahí nació mi programa Seducción ranchera”.
Regreso al sur
“Con los años nacieron mis otros dos hijos, la vida en Santiago se volvía más difícil en temas de seguridad y tranquilidad para mí familia. Extrañaba también a mis padres que ya son adultos mayores. Así que decidí regresar al sur junto a mi familia. Acá mis hijos más chicos son felices disfrutando la vida en el campo. Así fue como llegué a la radio Universal”.
Verónica nos cuenta de forma confidencial que después de recorrer un difícil camino, encontró su vocación en la locución radial. Desde el momento en que ingresó a este emocionante mundo, supo que había hallado su lugar y su verdadera pasión.
Se destaca por su voz cálida y envolvente, capaz de transmitir emociones y conectarse de manera auténtica con su audiencia. Cada día, al llegar al estudio de la radio, experimenta una sensación de plenitud y alegría al saber que tiene la oportunidad de compartir historias, noticias y entretenimiento con su público.
“Cuando estoy en la radio me olvido de todo, hasta de mis hijos (sonríe) aquí es donde me siento feliz. Hacer radio para mí es una verdadera terapia(…)”, agrega.
Finalmente, Verónica comprendió que no estaba mal priorizarse a sí misma, que ser una buena madre también implicaba cuidar su propio bienestar. Aprendió a equilibrar su amor incondicional por sus hijos con el amor y cuidado hacia sí misma, recordando que ser una mujer completa e independiente también era parte fundamental de su identidad.